160. Convertida en crítica literaria (y de otras artes)
Aunque en ocasiones presume de ser mujer hacendosa, sus ocupaciones habituales trascienden el ámbito doméstico.
Sabemos de su amor por la naturaleza y de su afición por la montaña, conocemos su actividad como avicultora, tenemos noticias de sus viajes a
caballo...
159. En la Biblioteca Nacional
El pasado mes de marzo la Biblioteca Nacional abrió un nuevo portal dedicado a los autores cuyas obras están digitalizadas
y accesibles en la Biblioteca Digital Hispánica. El espacio dedicado a Rosario de Acuña
ofrece...
158. ¿Quién fue Rosario de Acuña? (Nuevo libro)
Recientemente se ha publicado
¿Quién fue Rosario de Acuña?, el último libro
que he escrito sobre nuestra protagonista, una versión más «biográfica» y actualizada que alberga la pretensión de satisfacer tanto a quienes hayan
leído mis anteriores libros a ella dedicados, como a cuantos se acerquen por primera vez a la figura de nuestra
protagonista...
157. «Colofón», por Julio Noguera
Hacer un libro para niños espigando en la gran obra literaria, social y educadora de doña Rosario de Acuña es fácil. Cien libros pudieran hacerse
y todos ellos interesantes. Porque eso fue aquella ilustra dama, una educadora, una verdadera
maestra...
156. Acerca de un supuesto título de condesa
En el presente comentario quiero analizar otra de las afirmaciones que con más insistencia se ha
venido realizando acerca de nuestra protagonista: su condición de condesa. La fuente originaria de tales afirmaciones parece que se encuentra en
la obra Rosario de Acuña en la escuela, que vio la luz en el año 1933 por
iniciativa...
155. Querida Julia
Así, con esa fórmula de cortesía y afecto, solían empezar los artículos que nuestra protagonista envía a Julia de Asensi y que
son publicados en
La Mesa Revuelta, revista que dirige el hermano de la destinataria, Tomás. El primer número de la publicación
aparece...
154. Alpargatas para todos
A poco que el tiempo acompañara, allí se congregaban, en aquella explanada situada ante la iglesia. Los podía ver desde
su nueva casa, aquella que se había hecho construir sobre un acantilado, en El Cervigón, al otro lado de la bahía. Estaban en la escuela.
Al aire libre. Frente al
mar...
153. La iniciación de Salvador Sellés
Aquella poesía publicada en el mes de mayo del año ochenta y cinco fue su carta de presentación, su iniciación en Las Dominicales. Sus directores no
lo conocían, pero su firma llevaba años apareciendo en diversas publicaciones espiritistas, en
ocasiones...
152. El Evangelista
Gracias a la investigación de Daniel Palacio ahora sabemos que lo que nos había contado Rosario de Acuña en la
«Dedicatoria» de El padre Juan no era una ensoñación novelesca. Que en el año 1890 –quizás en 1889– ascendió al pico El Evangelista o
Pica del Jierro
situada...
151. De armas tomar
Dejó el campo y se fue joven a Madrid. Apenas tenía quince años cuando llegó a la capital para estudiar: fueron tres cursos en un colegio preparatorio
para lograr en 1846 el grado de bachiller en Filosofía, título que le abre las puertas de la facultad de Jurisprudencia. Quince
años...
150. Una viejecita muy aseñorada
Doña Rosario fue halagada al nacer para el arte con su drama en verso Rienzi el tribuno. Era bella, era rica, se apellidaba Acuña. Gozó del aura literaria y
sufrió la nube de incienso de la adulación. Tiene –decían algunos de sus panegiristas– ideas atrevidas; pero ya se le pasará. Y no se le pasó.
De vieja fue todavía
más...
149. Caricatura
Durante bastante tiempo su nombre estuvo unido a aquella imagen de la blusa negra, del pañuelo blanco ceñido al cuello por obra y gracia de un prendedor
floreado, de la mirada un tanto perdida en algún ignorado lugar a la izquierda del espectador, del cuidadoso peinado que había conseguido poner en orden sus
ensortijados
cabellos...
148. Poeta de calendario
Estaba decidida. ¡Se acabó! Ninguna duda al respecto. Si alguna vez se había encontrado a las puertas del Parnaso nacional, desde ese mismo momento renunciaba a
intentar dar ese paso definitivo que podría conducirla a los pies de la gloria. Abandonaba cualquier afán por conseguirla. Finales de
1884...
147. Un patronato para el colegio
En el año 1995 uno de los institutos de Gijón pasó a denominarse oficialmente «Instituto Rosario de Acuña». Casi nadie sabía entonces quién era ella.
Sesenta y dos años antes otro centro escolar había recibido ese mismo nombre. Estaba situado en Madrid, en la calle
España...
146. Sus amigos de Cantabria
En Cantabria pasó algo más de una década, primero en Cueto y más tarde en Bezana. Allí puso en marcha una afamada granja avícola; allí se convirtió en viuda
del comandante Rafael de Laiglesia; allí dejó enterrada a su madre. Llegó cuando al siglo XIX apenas le quedaban años y se
fue...
145. Un admirador en la otra orilla
En una orilla –la que por su origen y educación para ella estaba reservada– ha dejado a buena parte de sus amigos y familiares. En la de
enfrente –por ella elegida tras largas y profundas meditaciones– vitorean el nombre de la recién llegada. Alguno hubo que,
cautivado...
144. El error de José Martí
José Martí le canta para que vuelva a su patria ¿Supo Doña Rosario que la invitó a volverse a Cuba el poeta Martí? ¿Recordó perseguida, vejada, desterrada,
amenazada de prisión, procesada, escarnecida, apedreada, abandonada a la miseria, el dulce
llamamiento...
143. El Cervigón: parada y fonda
Aunque la leyenda (negra; «negra jesuítica», diría la interesada), pintaba aquella casa con lúgubres colores, lo cierto es que el hogar de doña Rosario
tenía las puertas siempre abiertas. Claro es que no para todos. Faltaría
más...
142. La víbora de Asnieres
Así era conocido Luis Bonafoux, por lo afilado y mortífero de su pluma y también por la localidad cercana a París donde residió durante un tiempo, cuando
era corresponsal del diario Heraldo de Madrid. Dos
características...
141. «Rosario Acuña. En muerte como en vida», por Roberto Castrovido
Valía mucho aquella mujer por el temple de su voluntad, por lo mucho de ejemplaridad, por el arte de poetisa, de autora, de periodista y por sus virtudes de
mujer. Era buena, era abnegada,
era...
Lo tenía bien pensado. La muerte de su amigo el científico Augusto González Linares, ocurrida unos tres años antes,
y la de su madre poco después, estaban muy presentes en sus recuerdos. Conocía de primera mano las
presiones...
A partir de su carta de adhesión al librepensamiento Rosario de Acuña identificará
como correligionarios a periodistas de la «mala prensa», a científicos no creacionistas, a autores de
obras...
138. Arreglos florales
¡La naturaleza!, o, como ella prefería escribirla, «Naturaleza», así con mayúscula, era la fuente de todas las bondades, de todos los bienes, de todas las
bellezas. Y nos dejó páginas y páginas en las que
describe...
137. Yo pago la matrícula
Noviembre de 1888: los universitarios madrileños, apoyados por compañeros del resto de las universidades españolas y de alguna otra del resto de Europa,
agradecen a nuestra protagonista el apoyo, en palabras y en
pesetas...
136. Un abanico contra el hambre
Doce millones de rusos pasan hambre. Máximo Gorki solicita con urgencia «al mundo civilizado de Europa y América» pan y medicamentos. Rosario de Acuña les da
lo que tiene: un abanico bordado por su madre cincuenta años
atrás...
135. El último eslabón
Residía en una vivienda alejada de la ciudad, en una casa de aldea llamada «Rienzi» y situada a las afueras de Gijón; se llamaba Aquilina Rodríguez Arbesú; y
había sido amiga y discípula de doña Rosario de Acuña y Villanueva. Ella era el último
eslabón...
134. Proceso, exilio e indulto
La autora de aquellas ácidas palabras, «de lenguaje viril», como ella misma las calificaría tiempo después, no podría menos que sorprenderse por la trascendencia
que tomaba aquel asunto. Las cosas se ponían difíciles y no tuvo más remedio que poner rumbo a
Portugal...
132. Un retrato "robado"
Heraldo de París se honra publicando el retrato, que debemos a feliz casualidad, de doña Rosario de Acuña. Tenemos la certeza de que con ello
desagradamos a la amiga; pero debemos este homenaje a la primera española contemporánea, la
primera...
131. Micaela y Anselmo
Amigos y familiares parecen dar la espalda a quien se ha convertido en librepensadora y masona. A mediados de los ochenta Rosario de Acuña entabla relaciones
con la familia de Micaela Jiménez y Anselmo Lamo,
integrada...
129. «Rosario de Acuña», por Ramón de la Huerta Posada
Ramón de la Huerta Posada (Llanes, 1833- Madrid 1908), tras estudiar la carrera de Leyes en la Universidad de Oviedo, se trasladó a Madrid donde desempeñó una
larga carrera en la administración pública, al tiempo que colaboraba en periódicos y revistas. En 1896 incluye en su serie La mujer, un espacio
dedicado...
128. El primo Pedro Manuel
La llegada del primo Pedro Manuel de Acuña a la Dirección de Agricultura va a tener una gran trascendencia en la vida de Felipe de Acuña y de su hija: el padre
recupera el puesto que desempeñaba en el ministerio de Fomento,
Rosario...
127. «...la Naturaleza me lo devolvió»
Ardorosa creyente de los poderes salutíferos de la Naturaleza, no duda en acogerse en su seno cuando su salud así lo requiere, cuando la conjuntivitis
escrofulosa puebla sus ojos de úlceras, cuando las fiebres palúdicas la ponen al borde de la muerte,
cuando...
126. Su amigo Joaquín Dicenta
De lo que sí tenemos constancia es de alguno de sus encuentros, como el que tuvo lugar en marzo de 1907, cuando Rosario de Acuña se traslada de Santander
a Madrid para acudir al estreno del drama Daniel. La librepensadora asiste a la representación,
publica...
125. La pesada losa de Rienzi
Tan sólo tenía veinticinco años y el éxito de Rienzi la había situado en el centro del escenario; los ojos de cuantos tenían algo que decir en el mundo
del teatro nacional estaban puestos sobre ella. Todos esperaban el estreno de una nueva obra para poder confirmar que aquella joven había
llegado...
«Una mujer extraviada, que tiene la desgracia de haber renegado de las oraciones que le enseñó su madre en el regazo del amor, y de haber aprendido a recitar
y a escribir en público las blasfemias más atroces de la impiedad y del librepensamiento, ha leído la otra noche una
conferencia...
123. La otra Rosario de Acuña
El abandono del segundo apellido de la mujer representa una clara pérdida de su identidad, lo cual, según los casos, podría llegar a tener cierta trascendencia,
como en el caso que nos ocupa: Rosario de Acuña, esposa de un juez, interpreta una pieza teatral en Andújar, la tierra de su
padre...
El sábado 21 el salón de la Casa del Pueblo de Turón se hallaba abarrotado de un público deseoso de escuchar las palabras de Virginia González. Del acto
da cumplida cuenta
El Socialista; también de la inesperada presencia entre los asistentes de una
conocida...
121. «Una mujer ejemplar», por Ángel Samblancat
Ya que el partido republicano no le tributa a esta gran mujer el homenaje que le debe, no quiero yo que le falte el mío. Madre, señora, te aseguro que eres
más grande que todas las duquesas, que todas las princesas y que todas las
infantas...
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