María del Rosario Santos Josefa Acuña Villanueva viene al mundo el primero de noviembre de mil ochocientos cincuenta (⇑) en la madrileña calle de Fomento. Era hija de Dolores Villanueva y Felipe de Acuña, dos jóvenes que habían contraído matrimonio el cuatro de diciembre de 1847, cuando ambos contaban diecinueve años de edad.
Dolores Villanueva de Elices
De la familia materna apenas tenemos noticias, tan solo las que constan en los archivos parroquiales y las escasas referencias que la escritora nos ha dejado en sus escritos. Sabemos que su madre había nacido en Yebra, localidad no muy alejada de Ocaña de donde era originaria su abuela, María Polonia de Elices. También sabemos que de la montaña leonesa procedía su abuelo materno, el doctor Juan Villanueva Juanes, médico y naturalista que estudió medicina en Alemania, recibió distinciones y premios por su trabajo como horticultor en diversos países y fue uno de los primeros en introducir en España las teorías evolucionistas de Darwin. Para que nada faltara, también había en la familia quien defendía las ideas de la tradición y del Antiguo Régimen; para eso estaba el tío Miguel de Elices, el carlista.
Felipe de Acuña Solís
Nacido en la villa jienense de Arjonilla en el año 1828, pertenecía a un linaje que hunde sus raíces en la Edad Media: los Acuña de Baeza, quienes, según parece, eran descendientes de la familia lusitana de los Da Cunha, algunos de cuyos miembros se instalan en la corte del rey castellano Enrique III a finales del siglo XIV. Estos portugueses recién llegados, convertidos desde entonces en de Acuña, se van a ver agraciados con el favor real que les otorgará diversas dignidades y señoríos que engrandecerán las diferentes ramas en que quedará dividida la estirpe primigenia: Martín de Acuña llegó a ser un importante ricohombre fundador de las ramas de Alcalá de la Alameda, de Bedmar, Escalona, Montijo, Osuna, Puebla del Maestre, de la Puebla de Montalbán, de Requena, de la Torre de Sirgadas, de Ureña, de Valencia de Don Juan, Villanueva del Fresno y Villena. Los descendientes de Lope de Acuña, por su parte, darán origen a cuatro ramas: Pinto, Falces, Ducado de Huete y el Ducado de Buendía, del que derivará la rama de los Acuña de Baeza y de ahí al Señorío de la Torre de Valenzuela, que habrá de continuar un tío de Felipe de Acuña, pues su padre, el abuelo de Rosario, era el segundogénito de Juan Plácido de Acuña, IX Señor de la Torre de Valenzuela y de la Casa Solar de Largacha.
No pudiendo heredar la dignidad nobiliaria,
que continúa su tío Pedro y, posteriormente el hijo de
éste, su primo Luis de Acuña Valenzuela Calmaestra,
el camino que se abre ante el joven Felipe es el mismo
que han seguido anteriormente otros miembros de su familia:
los estudios de Leyes. Con este fin se traslada a Madrid
desde su Jaén natal cuando tan solo contaba quince
años de edad, quedando al cuidado de un pariente suyo, de
nombre Miguel de Cuadros. Según consta en su
expediente académico, tres cursos en un colegio
preparatorio le permiten obtener en 1846 el grado de
bachiller en Filosofía y el posterior ingreso en la Facultad
de Jurisprudencia. Parece ser que no concluyó la
carrera, al menos no consta que así fuera. Y no es de
extrañar pues, al poco de haberlos iniciado, se
casa con la joven Dolores Villanueva de Elices. Semanas
antes había comenzado a trabajar como escribiente en
el Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras
Públicas. El sueldo no es muy alto, pero el trabajo ofrece
cierta seguridad y, dados los contactos familiares, promete
algún que otro ascenso en un futuro no muy lejano.
Nota. En relación con este tema se recomienda la lectura de los siguientes comentarios:
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)
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