«En la Iglesia Parroquial de S. Martín de Madrid a dos de Noviembre de mil ochocientos cincuenta, Yo D. Sebastián Fernández, Teniente Cura de ella, bauticé solemnemente y puse los Santos Óleos y Crisma a una niña que nació el día primero del corriente a las cinco y media de la mañana en la calle de Fomento número veintinueve y la puse por nombre María del Rosario Santos Josefa, hija legítima de D. Felipe Acuña, natural de Arjonilla, provincia de Jaén, y de Dª Dolores Villanueva de Elices, natural de Yebra, diócesis de Toledo. Abuelos paternos D. Felipe, natural de Baeza, provincia de Jaén y Dª Rosario Solís y Abellán, natural de Doña Mencía, provincia de Córdoba, y los maternos D. Juan, natural de San Pedro del Monte, provincia de León y Dª Polonia Elices, natural de Ocaña. Padrinos D. José Gómez y Dª Francisca Elices, a quienes advertí el parentesco espiritual y obligaciones. Testigos D. Isidoro María Fernández y D. José Sánchez y lo firmé. Sebastián Fernández.»
Tomado de la copia incluida en el expediente abierto en 1883 con motivo de la solicitud de pensión de viudedad que realizó su madre por entonces (Archivo General de la Administración, Sig. 12, 52, CA 21704).
Nos lo había dejado escrito
Cuando en el mes de mayo del año 2005 presentaba públicamente Rosario de Acuña en Asturias, era conocedor de que algunos de los datos que incluía en la obra echaban por tierra parte de lo que se había venido dando por cierto en relación con su vida. La fecha de nacimiento era uno de ellos. Hasta entonces nadie había cuestionado la imprecisa referencia que situaba en 1851 su llegada al mundo. Pues bien, en las primeras páginas del libro corregía aquella fecha: «Una vida que comenzó mediado el anterior siglo [me refería al de su llegada a Gijón] en Madrid, donde ve la luz el primer día de noviembre del año 1850 en las cercanías de la que será más tarde la Gran Vía madrileña». Más adelante exponía los argumentos en los que basaba tal afirmación, los cuales se verán plenamente confirmados cuando, poco tiempo después, llegó a mis manos la copia de la partida de bautismo que se trascribe más arriba.
Aunque es de esperar que, a la vista del carácter concluyente de la prueba , se vaya corrigiendo el dato en aquellos sitios en los que sea posible (Biblioteca Nacional (⇑), Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (⇑), Wikipedia ⇑...), es bastante probable que aún permanezca visible el error durante cierto tiempo. Y digo esto porque ya pasó en vida de nuestra protagonista. Ya entonces circulaban informaciones inexactas sobre el lugar y el año de su nacimiento, de ahí que ella misma se viera obligada a aclarar el asunto en alguna de sus publicaciones. Así sucede en uno de los tres que lleva por título ¡Justicia!...¡Justicia!...¡Justicia!... (⇑), el que dirige al pueblo asturiano, en el cual y tras su firma escribe «Nacida en 1850». Por si no bastara con citar el año, en algunos otros también nos informa del lugar de su nacimiento. Tal es el caso de, al menos, cinco de los escritos que vieron la luz en los últimos años de su vida: ¡Por saturación...! (⇑), A los misioneros de la cultura y la fraternidad que Francia nos envía (⇑), A los legionarios españoles en la guerra europea (⇑), Carta al presidente del Ateneo Casino Obrero de Gijón (⇑) y Carta a Nakens (⇑). En todos ellos concluye con el siguiente texto: «Nacida en Madrid en 1850». No nos queda otra que pensar que si así lo hizo fue para corregir informaciones erróneas de las que ella era conocedora.
«Nacida en Madrid en 1850»: su palabra debiera de haber bastado, debiera de haber sido suficiente, pero durante muchos años no lo fue. Y ya que estamos metidos en aclaraciones, completemos la información, pues no solo nos dejó escrito el lugar y el año de nacimiento, también el día y el mes. Fue en El mejor recuerdo (⇑), escrito publicado en La Mesa Revuelta en noviembre de 1875: « La mañana triste, la proximidad de la fiesta de los muertos, aniversario de mi natalicio , y acaso el deseo de ser útil a mi desventura acompañante, inclinaron mi voluntad, que decidió entrar en el silencioso santuario de la verdad». Ahí está: «la fiesta de los muertos», aniversario de su nacimiento. En fin, esperemos que sea suficiente.
Nota. En relación con este tema se recomienda la lectura de los siguientes comentarios:
144. El error de José Martí
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)
© Macrino Fernández Riera – Todos los derechos reservados – Se permite la reproducción total o parcial de los textos siempre que se cite la procedencia
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