Excmo. Sr. D. Benito Pérez Galdós.
Respetable maestro:
He leído y meditado durante varios días su noble y valiente manifiesto al país(1); contesto el párrafo suyo que dice:
«Me lanzo a esta temeraria invocación esperando que a ella respondan todos los españoles de juicio sereno y gallarda voluntad, sin distinción de partidos, sin distinción de doctrinas y afectos, siempre que entre éstos resplandezca el amor a la patria, así los que hacen vida pública como los que viven apartados de ella»
Aunque a juicio mío, hace mucho tiempo somos el ratón que tiene el leopardo inglés entre sus garras, destinados irremisiblemente por ser nación sin virilidad ni cultura- a colonia protegida del sajón, mi alma latina se revela contra toda desesperanza y aun imagino posible un retorno a la personalidad ibérica, aunque para ello fuese preciso nadar en sangre.
Por mi patria y por mi raza, por la justicia y por la humanidad, los grandes soles de que son satélites las almas conscientes, le ofrezco a usted mi vida y mi alma: mándeme hacer lo que sea preciso; si mi viejo cuerpo sirve para ser acribillado, dígame dónde he de ponerme; si mi palabra escrita vale para fustigar la cobardía de las masas, dígame dónde he de escribir. Allí donde me mande sabré trabajar, sufrir y morir, como me lo ordena mi condición de española y de racional.
Quedo a sus órdenes su atenta lectora.
Rosario de Acuña y Villanueva
Santander, octubre 1909
Notas
(1) El manifiesto estaba firmado en Madrid a 5 de octubre de 1909 y fue publicado en la prensa madrileña al día siguiente.
(2) En relación con el contenido de esta carta y con la admiración que sentía por Galdós, se recomienda la lectura de los siguientes comentarios:
162. Galdós, Acuña y el crimen
En aquella vivienda del segundo izquierda del número 109 de la calle de Fuencarral sólo había
dos mujeres, y una de ellas, doña Luciana, estaba muerta. El juicio fue seguido con apasionamiento por la opinión pública y por los publicistas de la época
(Pérez Galdós y Rosario Acuña, entre ellos). La posterior sentencia no terminó con la polémica, que ha continuado hasta nuestros
días...
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)