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[A Luis París] (1)

 

Querido Luis:

Como ya sabes que he aceptado gustosísima el papel de difunta que hace años me tienen destinado hasta en los diccionarios, me es imposible ocupar un sitio en tu mesa… ¡Cualquiera come con un muerto!

En representación mía te mando ese palitroque para que te apoyes en él ínterin flaquee tu pierna, y conste que me alegraré lo tires pronto.

Sigue trayéndonos el arte a trazos grandes, sublimes, heroicos, y ya que gracias a ti, los españoles hemos vislumbrado el ritmo de la armonía universal, cuyo facsímil son las obras de Wagner, que te veas libre de las espinas  que siempre entorpecen el camino de los descubridores.

La justicia te corone de la gloria que mereces y que te desea tu hermana del alma,

 

 

Nota

(1) Bajo el título «En honor de Luis París» el periódico publica una noticia acerca del banquete celebrado en el Café de Fornos como agasajo al destinatario. Tras dar cuenta de la relación de asistentes y de cuantos se adhirieron al homenaje, el cronista menciona a doña Rosario de Acuña, quien, según cuenta, «envió al anfitrión un magnífico bastón con puño de oro», acompañado de la carta que arriba se reproduce.

 


 

Para saber más acerca de nuestra protagonista

 

Rosario de Acuña. Comentarios (⇑)
Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora
 
 
 
 
Imagen de la portada del libro

 

Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)