[Manuel Gómez Sigura] (1)
Antecedentes
En agosto de 1880 le remití al señor don Guillermo Gullón un manuscrito de un drama inédito original en prosa en tres actos titulado Castigar con la culpa bajo el seudónimo José María Santos (tres nombres de pila que poseo)(2). Al manuscrito acompañaba una carta firmada, en la que decía que si ocultaba mi nombre en el drama era porque deseaba conservar el incógnito hasta la noche del estreno, encargándole además que él se encargase de hacerlo representar. A la remisión del manuscrito me contestó el representante de la editorial con la carta número uno (3).
A los pocos días el señor Gullón me contestó con la carta número dos (4). Conviene saber que en mi carta al señor Gullón le hacía las siguientes proposiciones respecto a la obra: Proposición de venta de la propiedad del drama Castigar con la culpa en cuatro mil reales con estas condiciones: si el drama no pasa de la primera noche –o si pasa de esta pero no se puede dar la segunda– remisión de otro drama inédito en tres actos en el plazo de un año, y si en este plazo no se ha remitido, devolución de la cantidad recibida. Si el segundo drama fracasara también, quedaría embargada la propiedad de Rienzi el tribuno hasta terminar el pago de dicha deuda.
Pasados algunos meses y viendo que el señor Gullón no gestionaba la representación de la obra, le escribí incluyéndole una carta suplicada para el señor don Antonio Vico, en la que rogaba a este leyese y juzgase el drama, devolviéndomelo si no le agradaba, y representándolo si lo merecía, para lo cual me descubrí como autora de la obra, siempre rogándole que guardase el secreto del nombre. No obtuve contestación y volví a escribir al señor Gullón y su contestación es la carta número tres. Dejé pasar hasta febrero del ochenta y uno (fíjese en la fecha de la carta número cuatro, pues ¿cómo se habría de hablar en febrero del ochenta de una obra recibida en agosto del ochenta? La fecha está equivocada). Vuelvo a pedir noticias de mi drama y reclamo por primera vez la devolución del manuscrito; no se me contesta y, cansada de sostener esta lucha, lo dejo todo al tiempo; mas viendo que pasaban años sin que se me diesen noticias de la obra, me determino a recogerla después de haberme enterado que la casa Hijos de A. Gullón ha pasado a la razón social Florencio Fiscowis Sucesor de Hijos de A. Gullón (5). Visito o escribo (no recuerdo) a este señor diciéndole me devuelva el drama y haciéndole presente que no tenía copia ninguna de la obra, pues el manuscrito se lo mandé doble, y deseaba volviese a mi poder para hacer de él una novela y darlo al público, y tanto el señor Gullón como su hermano el señor Fiscowis me ofrecen, de palabra, mandarme la obra. Dejo pasar algunos meses y al fin, acosados por mi insistencia, me confiesan, de palabra primero y luego en la carta número cinco (6), que no aparecen los manuscritos, ni aun en el teatro Español, donde yo les había indicado que los buscaran cuando en la entrevista me dijeron no encontrarlos en sus archivos.
Detalle: queriendo darle al señor Fiscowis un medio para que decorosamente me indemnizara, hasta cierto punto, por la pérdida de mi drama, encargué a su casa la impresión de mi poema Sentir y pensar, con el solo objeto de que la pagara él (creí que al menos importaría quinientas pesetas) y yo, a mi vez, le devolvería los documentos justificativos del abandono e ineptitud de su casa. Con todo lo cual me hubiera dado por satisfecha, pero este señor sin duda no entendió mi intención y me pasó la cuenta (277 pesetas), como verá por la carta, las cuales, excuso decirle, que no le pagaré hasta dejar terminado este asunto y dilucidar cuál es la parte acreedora.
Ahora bien, mi deseo es que todo se arregle amistosamente. Yo quiero la devolución de mi drama y de no podérmelo entregar que él mismo tase su valor, teniendo en cuenta que se puede acudir al señor Hidalgo, editor que tiene mi drama Rienzi el tribuno, el cual podría, muy bien, determinar la importancia de mi firma literaria. De usted para mí quede el que me daría por muy satisfecha –atendiendo a la humildad que siempre tuve en mis aspiraciones– con recoger mil pesetas, toda vez que ni mi marido ni yo podemos meternos en un pleito que siempre nos proporcionaría gastos. Pero esto no quita para que usted, amigo Sigura, sea exigente si considera que la razón me abona, y que debe ser más indemnizado el fruto de mi honrado trabajo. Para terminar le daré un corolario del carácter del señor Fiscowis. Se parece al de aquellos borriquillos que engañaron al demonio: todo es viveza, expansión y actividad, pero debajo no hay nada más que un editor y un indolente. Con este aviso vaya prevenido contra sus marrullerías. Yo le conozco muy bien y sé lo que puede esperarse de sus palabras.
Febrero de 1885
Biblioteca Histórica Municipal de Madrid
Fernández Riera, Macrino, Rosario de Acuña (1850-1923). Actualidad y legado en el año de su centenario (⇑), Gijón, Impronta, 2023, pp. 232-235
Notas
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)