Al director de El Noroeste (1)
Cuando estaba muy confiada por haber sido atendida la queja (2), que hice pública, de que se tomaran los alrededores de mi casa por campo de tiro para los militares, hoy, en la tarde, me ha sorprendido con estridencias, un fuego graneado de guerrillas, como si este rincón de mi hogar fuera efectivamente un Gurugú al que hubiera que tomar con heroísmo. Patrullas de tiradores, haciendo disparos, cercaron la tapia de la finca, y con el sobresalto natural del que se siento fogueado a todo trapo, salí á contemplar el «combate» y vi correr muchos soldados, a un lado y otro, por la Ería del Piles. ¡De esta maravillosa vega, modelo de cultivo intensivo, regada por el sudor de infelices labriegos!
¡Trigales soberbios, estúpidamente pisoteados, praderas en plena florescencia, pateadas por todas partes, sebes asaltadas, sembrados recién hechos, volteados impiadosamente al desaforado correr de la tropa para combatir con más éxito al temido enemigo; en fin, todo el aterrador espectáculo de unos campos maltratados por el esquilmante paso del caballo de la guerra!
¿Es esto posible?
Todos los labradores que circundan mi morada firmarán conmigo esta queja que elevo con justicia y razón. Yo no sé quién se cuidará de, que esto no vuelva a suceder; pero creo que alguien comprenderá que no debe volver a suceder; parque no hay necesidad ni obligación de que se asolen campos y sobresalten hogares en tiempos de paz y a dos kilómetros de una ciudad como Gijón.
27 de abril de 1923
Rosario de Acuña y Villanueva, José Medina, Eduardo Lafuente, Emilio Medina, José Lafuente, Julián Cifuentes, Francisco Díaz Morán, Silvestre García, Ángel Carreño, Salvador Loché, Corsino Rivero, Juan Loché, José Martínez, Antonio Loché, A. Álvarez, Emilio Rionda.
Notas.
(1) La carta se publica bajo el título «Un remitido de doña Rosario de Acuña» al que precede como antetítulo «Los ejercicios de tiro al blanco».
(2) Dos meses antes El Noroeste había publicado otra carta (⇑) en la cual manifestaba sus protestas por la actuación de los militares en los alrededores de su casa.
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)