La gaviota
¡Océano! no tiemblo, no me espantas
tus olas espumosas
se quiebran impotentes a mis plantas
y los densos celajes de tu cielo
de la centella henchidos
siempre quedan vencidos
por mi gigante y poderoso vuelo.
* * * *
Busco en las tempestades
la codiciada presa
cruzo, sin descansar, tus soledades
arrostro el huracán y salgo ilesa
y en el peñón desierto
por los cielos tan solo conocido
tengo el tranquilo puerto
alcázar de mi amor y de mi nido.
Notas
(1) Poesía leída por su autora en el recital poético (⇑) que tuvo lugar en el teatro Principal de Alicante el 17 de febrero de 1886.
(2) En relación con el recital, se recomienda la lectura de los siguientes comentarios:
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)