Dice el mundo al mirarme
–«¡Qué desgraciado!»
y yo le digo al mundo
que no soy tanto,
que es dicha y grande
el tener la fortuna
de no mirarle.
Si la suerte me ha dado
nombre y dinero,
mas no me envidian
y vivo sin rencores:
¿hay mayor dicha?
Si he nacido sin nombre,
bienes ni patria,
como nada conozco,
no envidio nada.
¡Que mejor dicha
que vivir en el mundo
libre de envidia!
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)