Cuando viene la ilusión
haciendo en la vida el nido
sentimos el corazón,
palpitando de emoción
en brazos de amor dormido.
Vemos un ser, ideal
le finge la fantasía,
y antes de acabar un día
el corazón por su mal
él ve su idolatría.
Este amor, si no me engaño,
se llama el amor Primero
y en él se acoge embustero
o un fiero Roldán de Ogaño,
o algún doctrino parlero.
Viene otra edad lentamente;
el tiempo, que huyendo pasa,
empieza a nevar la frente,
y es la mujer tan vehemente
que aun su corazón abrasa.
Pero ya la oculta llama
la aprisiona el egoísmo;
el corazón siente y ama,
pero un amor de sí mismo
que el último amor se llama.
Amor que busca placer
recordando amor primero,
y por eso la mujer
cifra todo su querer
en un perrito faldero.
1875
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)