¡Ay!, hermanitos, hermanos del alma,
no hagáis de comparsa
en tan triste farsa;
sed más bien faros de amor infinito
que alumbre el camino de tanto hermanito.
Negamos a Dios si creemos la muerte;
tened siempre en cuenta que no hay nada inerte.
Adiós, hermanitos, la muerte no existe,
no hagáis de comparsa en farsa tan triste.
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)