Nunca te vi, pero sé
que tu imagen en la tierra
reflejo del alma fue,
y el alma, aunque no se ve,
del ángel la forma encierra.
Forma que suele guardar
en la purísima infancia,
y que se empieza a ocultar
cuando el mundo, de ignorancia
la llega a calificar.
Quiera Dios que de esa forma
guardes un resto escondido,
que aunque viva oscurecido,
hay un momento en que torna
al punto donde ha nacido.
Y ese momento es mejor
que el primero de la vida
mirándole sin horror,
que solo en esa partida
se ve el mundo del amor.
Que aquí se baja a sufrir
haciendo el alma jirones,
y cuando llega el morir
comienza el alma a subir
a más tranquilas regiones.
.
Aun eres un ángel, sí;
no me puedes escuchar;
no hay lenguaje para ti
Cuando empieces a pensar
Medita en lo que sentí.
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)