Dicen que no puede ser
contar del mar las arenas;
yo las podría contar
porque he contado mis penas.
Si no fuera por mi fe
en la Virgen del Olvido
¿el corazón que me anima,
hubiera sin ti vivido?
Antes que olvidar la fe
que te juró el corazón,
se marchitarán las hojas
del hermoso girasol.
Deja que el mundo nos vea
como a fieros enemigos,
que a él no le importa saber
si es verdad lo que sentimos.
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)