(En un álbum)
Rosa brillante y hermosa,
que entre sus hojas de nácar
esconde versos de amores,
de ilusiones y esperanzas;
búcaro de mil colores
que, entre perlas y esmeraldas,
sostiene fragantes flores
tan hermosas como el alba;
joya inestimable y rica
nunca bastante guardada,
es el álbum que en mis manos
puso tu cariño, PAULA,
en él los claros destellos
del genio, que es luz del alma,
en armonía radiante
de sus hojas se resbalan,
digno es de ti; en tu poder
un valor inmenso alcanza
que si en mucho en sí merece
sin ser tuyo, aun le faltara.
¿Y en él quieres que mi pluma,
del pensamiento guiada,
una endecha escriba? ¡Oh!,
es pretensión que me espanta,
que nunca pudo mi mente
volar a esfera tan alta:
¿Cómo?, si es mi poesía,
flor sin aroma ni gala,
que siempre llevo escondida
en lo profundo del alma:
ella sus hojas plegando
del mundo las apartara.
Es muy sencilla, y yo temo
que el huracán las deshaga.
Hoy una le arrancaré,
y en tu cariño fiada
envuelta en triste suspiro,
quede en tu álbum guardada.
Y cuando lejos de ti,
(bien porque del mundo parta
o porque en otros países
mi vida luchando pasa),
leas mi pobre cantar
en alguna noche larga,
solo te pido un recuerdo,
una oración o una lágrima.
Y adiós que mi cantinela
tal vez parezca pesada,
pues nunca luce belleza
la que de pesares habla.
Y ahí tienes mi poesía,
flor sin perfume ni gala;
eco lento y cadencioso
que se pierde entre las auras,
o que siempre va escondida
en lo profundo del alma.
Madrid, enero de 1874
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)