A Espronceda
¡Alma de un genio! Si a los hombres miras
oye mi canto, pues que tú lo inspiras
ROSARIO DE ACUÑA
Mío es el mundo como el aire libre
¿Quién se levanta donde vivo yo?
¡si es mi palacio el universo entero
y el alma alienta con la luz de Dios!
Si de espinas y de abrojos
mi camino
siembra el mundo destructor,
yo le miro sin enojos,
porque deslumbra mis ojos
el celestre resplandor:
Y le canto
enamorado
sin zozobra
ni temor
que mi espíritu
extasiado
no le tuvo
nunca horror.
Con el vuelo
de la idea;
que recrea
al pensador
me levanto
poderoso
y en el cielo
esplendoroso
pinto el mundo
del amor.
Y ante el fuego que me inflama
se abre paso mi canción,
y ciño un lauro sin pensar siquiera
me lo ofrecen la envida y el rencor.
Mío es el mundo como el aire libre
No puede nadie lo que puedo yo,
yo hasta los centros de la tierra bajo
y alzo mi vuelo donde brilla el sol.
Yo no temo los rigores
que el hermano
mira siempre con horror,
mientras haya luz y flores,
a pesar de los clamores,
es feliz el trovador.
Alentando
mi conciencia
la esperanza
y el creer,
ni aborrezco
la existencia,
ni me asusta
padecer;
sin huir
de la riqueza,
la pobreza
es mi blasón,
guarde el mundo
su tesoro,
le falta el oro
al que tiene
corazón.
Ni ambiciono ni deseo,
miro siempre el porvenir:
Dios me lo enseña en el azul del cielo
y me olvido del mundo y de pedir.
Mío es el mundo como el aire libre
Luchan los hombres mientras canto yo.
y ellos fenecen, pero el canto mío
se mira eterno cual la luz de Dios.
Bajo el techo suntuoso
del magnate
se oye mi canto vibrar,
que yo no soy orgulloso
y ni olvido al poderoso
ni al que vive sin hogar.
Yo recojo
poesía
del perfume
de la flor
y me inspira
la armonía
el divino
ruiseñor.
Yo procuro
que mi canto
seque el llanto
de dolor,
y que el alma
conmovida
de sus lazos
desprendida
siga el eco
de mi voz.
Mostrando cuan cerca habitan
el gozo y el padecer,
yo doy consuelo a las profundas penas
y doy templanza al goce del placer.
Mío es el mundo como el aire libre
No puede nadie lo que puedo yo,
todos se ofuscan con la luz del día
y yo respiro contemplando el sol.
Cuando pienso en el mañana
y el ayer,
se estremece el corazón;
compadezco al que se afana
y se olvida que mañana
puede ver otra región.
Yo no tengo
más memorias
que mirar
adonde voy,
ni ante el mundo
ni sus glorias
se me olvida
lo que soy.
Soy destello
cuya llama
Dios inflama
con su amor,
y del mundo
en el camino
el cantar
es mi destino,
y cantando
muero yo.
Y mi voz se va quedando
como un eco celestial,
y no se borra la memoria mía
escrita en la mansión de lo ideal.
Mío es el mundo como el aire libre
Quien se levanta donde vivo yo,
si es mi palacio el universo entero
y alienta el alma con la luz de Dios.
(1) Las frases y terminaciones escritas con letra bastardilla están tomadas del canto El Mendigo de Espronceda. [Nota de la redacción]
Para saber más acerca de nuestra protagonista
Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)