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Más allá de la muerte

 

Cuando la muerte tienda sus alas

sobre las sienes de mi cabeza,

y con sus duros labios de esfinge

bese mi frente pálida y yerta.

 

Cuando en sus brazos llegue a enlazarme,

y mis oídos oír no puedan,

y mis palabras no hallen sonidos,

y mis pupilas  se queden ciegas.

 

Cuando ya nada del mundo pase

por los umbrales de mi conciencia,

recostada junto al abismo,

espere solo la paz eterna.

 

En ese instante supremo, el alma

mandará al cielo su luz postrera,

la última ráfaga de sentimiento,

la última chispa de inteligencia.

 

Con esa chispa, con esa ráfaga,

como fatídica visión horrenda,

irá el recuerdo, vivo y perenne,

de la católica romana iglesia...

 

y por encima de mi sepulcro

surgirá entonces mi anatema,

grito del alma que, eternamente,

irá diciendo: ¡Maldita sea!

 

Escrita en 1910, revisada en 1917.

Para que se publique al otro día de mi muerte.

 

 

(1) Iba acompañada del siguiente texto: «Ultima poesía de doña Rosario, que depositó en manos de una joven de Tremañes a quien profesaba gran cariño, para que se publicase cuando muriera, y que me honro en publicar».

 


 

Para saber más acerca de nuestra protagonista

 

Rosario de Acuña. Comentarios (⇑)
Algunas notas acerca de la vida de esta ilustre librepensadora
 
 
 
 
Imagen de la portada del libro

 

Rosario de Acuña y Villanueva. Una heterodoxa en la España del Concordato (⇑)